sábado, 14 de agosto de 2010

Vicenç Navarro

Voy a seguir más de cerca el blog de Vicenç Navarro. Aquí dejo la entrada correspondiente al día 12, en la que denuncia el error que supone la reducción de gasto público, así como las falacias en las que los de siempre dicen fundamentar la necesidad de esa reducción.

martes, 10 de agosto de 2010

Siguen los problemas

Me llaman de la empresa de transportes y mensajería Celeris, para "quedar" conmigo a fin de "concretar sus datos de residencia para proceder a la devolución de dos terminales telefónicos". Les digo que no tengo nada que devolver y me insisten "pero ¿usted no es Don Fulano de Tal, que vive en la calle Santa Bárbara, número 77, en Sitges-Sitges?" "Esa no es mi dirección", respondo. Y les cuento en titulares el asunto de la suplantación de identidad que, según Movistar, ya está resuelto. Me dicen no tener noticias al respecto y me despiden con un "pues hablaremos con el supervisor de Movistar".

¿Resuelto? Ya veremos.

miércoles, 4 de agosto de 2010

La crisis, qué estafa

De la serie "no era tan tonta".

Rosa María Artal cita a Naomi Klein en el blog de Escolar:
"1993. Febrero. Canadá (como tantos otros antes… y después) se encuentra en una “catástrofe financiera”. Es lo que aseguran los medios informativos del país e “informes” exteriores muy críticos con su situación económica. “La expresión “el muro de la deuda” irrumpió súbitamente en nuestro vocabulario. Lo que se quería decir con ella era que, aunque la vida parecía cómoda y pacífica en el presente, Canadá “gastaba muy por encima de sus posibilidades” y, en breve, poderosas compañías de Wall Street como Moody´s o Standard and Poor´s iban a reducir la calificación de nuestro crédito nacional, que pasaría de nuestro inmaculado “status” de “triple A” a otro mucho más bajo. Cuando esto sucediera, los inversores no harían otra cosa que “retirar su dinero” de Canadá para llevárselo a otro lugar más seguro. La única solución, se nos decía, era recortar radicalmente el gasto en programas como el del seguro de desempleo y el de sanidad. Y eso, precisamente, fue lo que hizo el Partido Liberal pese a que acababa de ser elegido con un programa electoral en el que propugnaba como prioridad la creación de empleo. La versión canadiense de la “política del vudú.” (Se refiere a los gobiernos progresistas que cambian su política hacia el neoliberalismo, “obligados” por las circunstancias). Después se comprobó que la “sensación de crisis” en Canadá había sido cuidadosamente alimentada y manipulada por un puñado de “think tanks”, subvencionados por los principales bancos y empresas del propio país. Había sido una maniobra neoliberal. Una más."