viernes, 12 de diciembre de 2008

Lo público y lo religioso, aún

Nacho de la Fuente publica en su blog esta tontería. La carta (en forma de slideshow) no pasa de ser la típica cagadita prepotente de un representante de la Iglesia Católica, que continúa en su vieja pretensión de que todo ocio y negocio humanos deben ser impregnados por su ideario, supervisados y autorizados por sus mandos, y presididos por sus símbolos. Con el clásico tonito afectado, pseudoirónico y condescendiente que emplean para hacernos ver lo ignorantes que somos, el tal Pedro Aliaga pone la presencia de los crucifijos en "los colegios" y en los actos de jura o promesa de los ministros en el mismo plano que las ventanas góticas de los billetes de veinte euros, las procesiones de semana santa y el lanzamiento de la pava de Cazalilla desde el campanario de la iglesia, fenómenos todos que, argumenta, forman parte de nuestro "referente cultural".

Nacho la presenta diciendo que "no tiene desperdicio, por directa y contundente". Tras llevarse algún que otro chorreo por parte de varios comentaristas (entre los que me cuento), intenta defenderse alegando que lo ha colgado
"para que nos hagamos una idea de la inmensa capacidad que tenemos hoy en día en España para crear problemas inexistentes en pro de un falso progreso (...) Con la que está cayendo es absurdo discutir sobre esto, por eso he destacado hoy esta historia. No estoy de acuerdo al 100% con esa carta, pero me ha parecido muy curioso ver como refleja lo hipócritas y ciegos que somos con lo que nos rodea."
Pues no, no es en absoluto absurdo discutir sobre esto. El Estado Español es aconfesional. Eso quiere decir que ninguna religión tendrá presencia, y mucho menos presencia preferente, en los espacios públicos institucionales (los museos y las catedrales son otra cosa) que han de ser, por definición, para todos y, por ello, escrupulosamente neutrales. Y no es absurdo discutir sobre esto porque, precisamente, la Historia demuestra que la que está cayendo es terreno abonado para la emergencia de "salvadores" y "mesías" que, envueltos en banderas y crucifijos, harán en cuanto nos descuidemos ganancia en río revuelto. Así que, cuanto más lejos de lo público queden las religiones, sus símbolos y sus aspiraciones totalizadoras, mejor para todos.

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