miércoles, 19 de noviembre de 2008

Periodismo

En La Celda de Jean Valjean, otro de mis blogs de cabecera desde hace años, el anteriormente conocido como Marat (aunque esto, oficialmente, no pasa de ser una sospecha) publica, sin periodicidad concreta, reflexiones en las que el humor y una cierta amargura tiñen la aguda y dolorosa visión de la realidad del enclaustrado condenado, paradójicamente, a huir eternamente.

Por su parte, tres voluntariosas recién licenciadas en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (mi hija es una de ellas) ponen desde primeros de noviembre en la Red BCN News, una revista cultural con ganas de llegar donde otros no lo hacen. En su primer número anuncian sus intenciones con este manifiesto (negritas suyas):
"Por un periodismo que invierta en reportajes en profundidad, que explique al lector algo que no pueda saber por ningún otro medio. Para que al leer el artículo el internauta se sorprenda, y que la curiosidad que le despierte le anime a consultar los links que el artículo le propone y aprenda, de paso, quién era aquél personaje, qué paso en aquel momento de la historia, por qué hoy es noticia...

Por un periodismo que de voz a los grupos y actividades que, por falta de patrocinadores, no suelen aparecer en otras publicaciones. Por un periodista que conozca todos los rincones del panorama cultural y social de la ciudad y no se deje imprescindibles por el camino.

Por un espacio que muestre lo que los periodistas que empezamos nuestra carrera profesional somos capaces de hacer. Por un espacio abierto a la colaboración de recien licenciados en otras especialidades, para dar la visión más amplia posible sobre la actualidad.

Por el periodismo."

Hoy leo en La Celda esta pequeña nota de ánimo a "un periodista barcelonés"
"No sé si leerás esto, compañero periodista. No sé si andarás bien de ánimos. Yo suelo carecer de ellos, pero me gustaría hoy compartir contigo esa parte de mi aliento que me hace levantarme cada día y plantar batalla. Quizá las mías sean batallas en campos por ahora imaginarios. Puede que yo no sea más que un pésimo estratega, y que no pase de peón cauteloso, de esos que recelan de las reglas del ajedrez para desandar el camino. Sea lo que sea, todavía me queda esa mirada lejana, algo afónica, envuelta en un misterio de cobijos y caretas. Hoy me gustaría acercarme hasta ti para empujarte hacia el coraje y el valor. Los periodistas estamos para contar la cosas. Espero contar pronto que has vuelto a leerme. Y deseo de corazón que sigas por mucho tiempo contándonos cómo ves el mundo. Cómo ves tu mundo."
No sé por qué, se me encoge el corazón al poner ambas notas en relación. El ímpetu ambicioso, aún impregnado por el aroma de las aulas en una, frente a la cansada asunción del combate diario en la otra. El arrojo y la experiencia. Principio y final. Y, sin embargo, me sacude también la emoción de ver cómo las dos coinciden en reivindicar la necesidad de contar lo que ocurre con libertad, sin permitir que nadie les dicte. Contar cómo ves el mundo, tu mundo. Periodismo.

Aunque, no sé, a lo mejor lo que pasa es que, cada uno por su lado, todos han tenido noticia de esta nueva brillante aportación al entendimiento entre lenguas y culturas que tan concienzudamente algunos llevan adelante, reseñada, cómo no, por El Mundo.

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