Hace ya más de una semana que Público dejó de aparecer en los kioskos, y aún no he volcado mi personal lamento en este espacio, teóricamente abierto al público, pero que nadie lee. Bueno, ya me quejé en Twitter.
ABC, La Razón, El Mundo, no digamos ya La Gaceta Intereconómica y los infinitos y clónicos canales de la TDT Party, campan ya por sus respetos en un mundo de papel impreso monocolor, en el que han redescubierto la vieja receta del Hundimiento del Maine, y nos colocan, día sí y día también, la vieja propaganda que pretende hacer pasar como el colmo de la modernez el regreso al viejo mundo, al viejo orden natural de las cosas en el que siempre hubo ricos y pobres.
RTVE anuncia dramáticos recortes en canales, series y programas informativos, empujada hacia el abismo de la pérdida de audiencia por la vía de la asfixia económica. En particular, me alarma lo que pueda ocurrir con el canal 24 horas, mi refugio televisivo cuando cerró CNN+.
Los canales autonómicos están tocados y a punto de ser hundidos. La carcunda más conspicua se apresta a hacer presa en sus servicios informativos, sin duda para enseñarnos, con claridad meridiana, lo que es la independencia objetiva (o la objetividad independiente), con sus cámaras de a 20.000 euros anuales (brutos).
Mientras, todos los telediarios abren con las imágenes más truculentas del día: catástrofes, accidentes, masacres, barbaridades grabadas con teléfono móvil, mejor cuanto menos inteligibles.
El triunfo del Infotainment.
Cada día más, todo es Telecinco.
Y hoy no pongo enlaces, no vaya a mosqueárseme la Comisión Administrativa Sinde-Wert.
ABC, La Razón, El Mundo, no digamos ya La Gaceta Intereconómica y los infinitos y clónicos canales de la TDT Party, campan ya por sus respetos en un mundo de papel impreso monocolor, en el que han redescubierto la vieja receta del Hundimiento del Maine, y nos colocan, día sí y día también, la vieja propaganda que pretende hacer pasar como el colmo de la modernez el regreso al viejo mundo, al viejo orden natural de las cosas en el que siempre hubo ricos y pobres.
RTVE anuncia dramáticos recortes en canales, series y programas informativos, empujada hacia el abismo de la pérdida de audiencia por la vía de la asfixia económica. En particular, me alarma lo que pueda ocurrir con el canal 24 horas, mi refugio televisivo cuando cerró CNN+.
Los canales autonómicos están tocados y a punto de ser hundidos. La carcunda más conspicua se apresta a hacer presa en sus servicios informativos, sin duda para enseñarnos, con claridad meridiana, lo que es la independencia objetiva (o la objetividad independiente), con sus cámaras de a 20.000 euros anuales (brutos).
Mientras, todos los telediarios abren con las imágenes más truculentas del día: catástrofes, accidentes, masacres, barbaridades grabadas con teléfono móvil, mejor cuanto menos inteligibles.
El triunfo del Infotainment.
Cada día más, todo es Telecinco.
Y hoy no pongo enlaces, no vaya a mosqueárseme la Comisión Administrativa Sinde-Wert.