Félix Soria, ayer, en su blog (negritas suyas):
"Haciendo gala de un extraordinario descaro, desde hace varios meses los rectores de los bancos centrales, cuya desidia e imprevisión ha sido escandalosa, insisten en que los trabajadores se aprieten todavía más el cinturón, tal como estos días ha reiterado Jean Claude Trichet (presidente del Banco Central Europeo), que ha emplazado al Gobierno español a abaratar el despido y a reformar (es decir, desregular más y más) el mercado laboral.El jefe del Ejecutivo español ha rechazado esa posibilidad, pero la ofensiva de Trichet y de sus homónimos, entre los que destaca el del Banco de España, Fernández Ordóñez, seguirá adelante. A medio o largo plazo casi todo es posible.La tesis que defienden los Trichet y los Fernández Ordóñez equivale a alinearse con los especuladores y contra las personas."
Esta gente es capaz de recibir alegremente dinero de las arcas públicas para seguir viviendo igual de bien, y reclamar muy serios la rebaja de los ingresos -porque de eso se trata, finalmente- de los trabajadores, fingiendo ignorar que es de los impuestos que éstos pagan de donde sale ese dinero. Y que los culpables de la crisis financiera no son los asalariados, sino los mismos bancos y sus alegres estafadores -porque de eso se trata, finalmente.
Si todo esto apareciera en una novela que relatara los abusos de los señores feudales sobre los siervos en los oscuros tiempos de la Edad Media, nos parecería un exceso del escritor. Sí, lo más increíble de todo es que los trabajadores nos quedemos de brazos cruzados y mirando al cielo, resignados, entonando el viejo mantra "el Señor me lo dio, el Señor me lo quitó", mientras el Señor se lo lleva calentito.
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